Murió el bloguero Kurilonko


Espero que este mensaje llegue a quienes lo «conocieron».

Me integré al siglo XXI de una manera triste. Los dioses me mandaron online un amigo real. Todo empezó, creció y terminó vía Internet.

Llegó a mi blog hace más de 10 años, nunca nos encontramos en persona. Sin embargo llegó a ser una de las personas más importantes de mi vida.

Nos habíamos, peleado por una cuestión ideológica; otra vez. Hace unos meses llegué a bloquearlo. Después lo desbloqueé.

A mediados de abril me dejó un comentario para contarme que tenía una enfermedad terminal. Yo creí que era para seguir en contacto por un rato más, planeé visitarlo en su país… Aunque era para despedirse sin decir adiós; quizás quiso evitar lo emocional, mantener el perfil de recio que le gustaba mostrar. Antes de ayer recibí correo desde una de sus direcciones, era su esposa para contarme en detalle como habían sido sus últimos meses y decirme que había muerto el 14 de mayo. Improbable que haya leído mi respuesta.

De alguna manera llegué a ser parte de su familia, tenía foto hasta de su perro. Hubo un par de años que abandoné el tratamiento contra el HIV. Su hijo oró por mi bienestar en su Bar Mitzvah.

Esta es una de esas veces en que lamento no creer en nada sobrenatural. Quisiera hablarle y creer que me escucha, pero mi cerebro hace un día que sólo logra repetir de a ratos: «Murió Kurilonko».

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